La luz azul que generan las pantallas es uno de los grandes disruptores del sueño de nuestra época. Si hay adolescentes en casa la situación es aún más complicada porque entre sus hábitos suele estar hacer vida social en internet antes de irse a dormir, lo cual reduce sus horas de sueño y la calidad del descanso. Además, en muchos casos las zonas de estudio o teletrabajo se comparten con la zona de descanso, lo cual obliga a ser aún más rigurosos con el diseño de los espacios para evitar que una actividad afecte a la otra.

Juan Antonio Madrid, catedrático de Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, explica que los dispositivos electrónicos “suelen utilizar fuentes de tipo LED que generan un componente de luz azul que resulta altamente activa sobre el reloj biológico”. Y mientras el cerebro siga recibiendo luz azul, este sigue “pensando” que aún no ha llegado la noche, por lo que el momento de irse a dormir se retrasa aún más”. Además, el uso de los dispositivos móviles activa mentalmente a la persona que los utiliza y “por tanto, cuando se abusa de un dispositivo electrónico no solamente se está recibiendo más luz, sino que, además, tu cerebro estará más activo”.

El segundo consejo de los expertos de la Sociedad Española del Sueño tiene que ver con el despertar. Casi todos lo hacemos con una alarma y a una hora que casi nunca es la que nuestro cuerpo habría escogido si pudiera. Este hábito supone una agresión para nuestro sistema nervioso que nos deja agotados el resto del día. De hecho, desde la Sociedad Española del Sueño explican que el organismo no solo pone en marcha mecanismos para dormirse, también los tiene para despertar. Cuando está llegando ese momento se eleva la temperatura corporal, el sueño se hace más ligero y se liberan hormonas que nos dan energía para empezar el día. Normalmente la alarma interrumpe abruptamente el sueño y estos procesos no se completan o ni siquiera empiezan.

Para respetar los ritmos biológicos del sueño, indican, habría que despertarse sin alarma, con una luz que vaya entrando gradualmente simulando el amanecer. De esta forma el organismo tendría el tiempo suficiente para completar el ritmo biológico de sueño. “Nuestros antepasados se despertaban gradualmente con la salida del sol y sabemos que eso era beneficioso para su descanso. Por eso, a la hora de mejorar el diseño de producto pensamos en dispositivos que nos llevan a simular esa forma mucho más natural de activarse. Particularmente la iluminación inteligente es lo que más recomendamos a nuestros clientes puesto que no solo ayuda a conseguir estancias y entornos más relajados sino que permite un despertar fisiológico más adecuado”, aseguran los expertos de IKEA.

La tecnología de iluminación inteligente TRÅDFRI tiene varias ventajas: permite controlar la intensidad y la temperatura de la luz, de modo que se puede variar el tono de la iluminación en función de la actividad que estemos realizando (vestirnos, leer, estudiar…) o de nuestro estado de ánimo. Además, nos permite despertarnos con una luz programada que aumenta gradualmente su intensidad simulando los primeros rayos del sol. Un pequeño lujo que nos podemos permitir porque invertir en nuestro sueño nos hará más felices.